Por el interés de uno de los dueños del área de crear una reserva en su finca – 20.000 ha de tierra se pudo avanzar con la idea de proponer un manejo sustentable de la zona. Pero se encontraron varias dificultades. El país atravesó una crisis económica que debilitó más las instituciones públicas, resultando en una deficiencia casi total de cumplir sus funciones. La Dirección de Recursos Naturales, a cargo del control de la tala ilegal de los montes protectores de las laderas de las montañas, no contaba con personal ni presupuesto para actuar al respecto. Tampoco se tenía una planificación territorial.
La gente pobre – el desempleo superó los 20% - explotaba la madera para tener leña en su casa, dado que ya no podían comprar gas por los escasos recursos económicos con que contaban. También había una explotación ilegal de madera a gran escala, con escasos controles. El estado solo no pudo frenar estas actividades. Por eso se formó una allianza entre actores públicos y privados para proponer estratégias de mejorar el manejo.
Con la paulatina mejora de la situación económica-social se comenzó a actuar – se controlan los transportes de madera y se realizó – con apoyo de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y alimentación) – una planificación territorial de la cuenca, en la cual se definieron zonas de bosque protectores y productivos.
Al mismo tiempo avanzó la Asociación BMJ con sus actividades, ejecutando proyectos para tener las bases de un desarrollo sustentable. Se creó un banco de semillas, un vivero, se demostró la factibilidad de producir compost con los residuos domiciliarios, se hizo estudios de vegetación y más que nada se formó un grupo de trabajo – en general integrado por voluntarios – que trabajaron en muchos temas, por ejemplo con la legislatura provincial para modificar la ley de los Diques. Se logró proponer una planificación territorial que incluye zonas de protección. Con el tiempo las instituciones que participan en BMJ se dieron cuenta de la importancia de una producción sustentable y a través de talleres se informó la población en general.
Con las bases creadas y un trabajo de varios años en conjunto se presentó el Proyecto PRECODEP en la primer convocatoria de medianas donaciones, aportando cada institución una parte, para que se logre el objetivo de vivir en un área que vive en concordancia con el ambiente. El proyecto fue finalmente aprobado – uno de 19 que se realizan- de 430 que se presentaron. Nos sentimos orgullosos de haber llegado tan lejos y queremos lograr los objetivos que nos hemos propuesto.
