La convención internacional de RAMSAR protege algunos, grandes, importantes a nivel internacional, como las lagunas de Vilama y Pozuelos, allá en la Puna. ¡Qué maravillas! Pero no hace falta ver tan lejos. Los tenemos cerca también. Estoy pensando en los humedales en nuestra cuenca, allá en las alturas de San Antonio, del Cerro Negro, de Pueblo Viejo. Dos de ellos – ni siquiera conozco sus nombres si es que los tienen– están a casi 5000 m de altura, deben ser unas de las lagunas más altas de la Argentina. Helados cuerpos de agua, cubierto de hielo en invierno, en un ambiente periglacial. De hecho son vestigios de tiempos más fríos ya que su origen es glaciar. Cuando se derritió el glaciar que existía allá, dejó algunas depresiones que se llenaron con agua. En los alrededores corre el viento y pastan algunos guanacos, los habitantes de estas alturas. Y hay más humedales, turberas, que cubren áreas extensas y donde nacen los pocos arroyos del área. Aisladas también hay lagunitas temporales, que se secan en invierno. Son fuentes de vida para algunas especies raras, sapos endémicos, pájaros vistosos y especiales. Pudimos conocerlos y hemos difundido su valor a través de un documental. Ahora quisiéramos seguir trabajando para preservarlos. Ojalá que logremos encontrar los medios para poder avanzar.
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